Análisis 149: Control de las emisiones de SO₃: Corrosión en chimenea y conductos
El trióxido de azufre (SO₃) emitido por las calderas ha atraído cada vez más atención. La mayor parte del azufre se oxida a SO₂, y solo entre el 0.5 % y el 1.5 % se oxida a SO₃ durante la combustión.

Si el combustible posee azufre, se generará SO₂ y posteriormente SO₃ en los gases de combustión que estará en estado gaseoso. Sin embargo, cuando la temperatura de los gases de combustión se reduce por debajo de los 700 K, el SO₃ comienza a reaccionar con el vapor de agua para generar H₂SO₄ gaseoso. Cuando la temperatura de los gases de combustión se reduce aún más (por debajo a los 200 ◦C), casi todo el SO₃ se convierte en vapor de H₂SO₄. A medida que la temperatura de los gases de combustión disminuye aún más, parte del vapor de H₂SO₄ se condensa en las superficies de tuberías, equipos y paredes de chimeneas, causando problemas de corrosión. Mientras tanto, parte del vapor de H₂SO₄ se condensa en pequeñas gotas, llamadas aerosoles de H₂SO₄, neblina de H₂SO₄ o aerosol de H₂SO₄. La descarga de aerosoles de H₂SO₄ forma columnas azules que amenazan gravemente la seguridad ambiental y la salud humana. Por lo tanto, el control de las emisiones de SO₃ se ha convertido en un tema de actualidad.






CORROSIÓN EN LA INSTALACIÓN:







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